jueves, 13 de febrero de 2014

REFLEXIONES Y PROSPECTIVA DEL TURISMO PARA EL 2014


 
Al iniciar un nuevo año es inevitable reflexionar sobre lo vivido y proyectarnos con renovados propósitos a nivel empresarial y personal. Desde la presidencia de la Cámara Nacional de Turismo (CANATUR), organización cúpula de este importante sector productivo, comparto estas reflexiones con la intención de que el futuro no nos sea indiferente, haciéndole frente a los retos y oportunidades que siempre trae un cambio de gobierno.
 
 
En anteriores elecciones presidenciales, hablábamos de la necesidad de un cambio. Ciertamente el país requiere con urgencia ajustes y variaciones en aspectos políticos, jurídicos, económicos, sociales y culturales, pero estos deben ser claros, medibles  y consensuados. Sin lo anterior, las propuestas de los candidatos seguirán siendo promesas irrealizables, por la malvada ingobernabilidad que nos ha llevado al fracaso, según se justifican los políticos en los últimos períodos.

 
Para apostar  por esos cambios, necesitamos definir un rumbo, un norte, una visión de país a largo plazo, con un compromiso previo de quienes aspiran al poder en el próximo Gobierno, para actuar con integridad y voluntad desde la oposición o desde el oficialismo. Precisamos una gran conciencia ciudadana, asumir la responsabilidad de seleccionar cuidadosamente los principios que queremos que rijan nuestra vida, privada y colectiva; informarnos, cuestionar y ejercer nuestro derecho a elegir, ojalá sin equivocarnos.
 
El escritor español, Jordi Sierra, dice que la prospectiva es “La ciencia que estudia el futuro para comprenderlo y poderlo influir, porque aunque el devenir no puede predecirse con exactitud, si podemos imaginar nuestro mañana preferido”. Una persona sin prospectiva es una persona sin futuro, que fracasaría y no podría alcanzar su prosperidad y felicidad. Una organización sin prospectiva es disfuncional y no sobreviviría en un mundo competitivo y de constantes cambios. Un país sin prospectiva es una nación sin visión y sin perspectivas de progreso y desarrollo. Creo que esta coyuntura resulta especialmente importante para repensar el futuro que queremos. Los países que apuestan a largo plazo su prospectiva estratégica, lo han hecho a plazos de 20 y más años, trascendiendo distintos gobiernos de turno.

 
Algunas experiencias en las que he participado, me dicen con claridad las razones del fracaso de grandes ideas y planteamientos de solución para el futuro de nuestro país. En 1987, durante la administración Arias Sánchez, buscábamos la integración de esfuerzos entre el gobierno, la academia y la empresa privada, para crear conciencia pública y privada y así, salir de subdesarrollo, con una inversión mayor del 1% del PIB en investigación y desarrollo en ciencia y tecnología, no obstante, otros no lo creyeron con la misma convicción. En 1994, durante la administración Calderón Fournier, hablamos de reforma del Estado costarricense, soñamos con desenredar el ordenamiento jurídico, agilizar trámites, flexibilizar controles a cambio de rendición de cuentas y de una gestión pública eficiente; con un ordenamiento territorial y la efectiva autonomía regional y municipal. Dirigidos por Johnny Meoño, nos llamamos Autoridad Presidencial para la Reforma del Estado (APRE), pero lamentablemente la voluntad política, duró poco menos que un período de gobierno. Grandes males nos han caracterizado: la falta de convicción para visualizar el futuro del país; discrepancias que han favorecido el egoísmo en todos los sectores; incoherencia que propicia la mediocridad; inconsistencia que favorece la  corrupción y la falta de continuidad que ha generado la improvisación.
 
 
La industria turística no ha estado ajena a esta realidad del país; igualmente crecimos en forma desordenada. En 1996, durante el gobierno de Figueres Olsen, se realizaron estudios y propuestas para apostar al turismo como un sector prioritario, invirtiendo en su competitividad y promoción a nivel internacional, no obstante, muchas acciones se dejaron de impulsar y medir. En algunas ocasiones, las decisiones institucionales han resultado desvinculadas del sector productivo, incluso algunos grupos empresariales jalan hacia sus intereses particulares, con total indiferencia respecto al impacto en grupos de menor poder económico o de actividades complementarias. Muchas ocurrencias legislativas y nuevas regulaciones complican y desestimulan la inversión; las grandes luchas por conseguir una infraestructura con sentido,  políticas monetarias y crediticias justas, no se han dado por falta de integración y consenso.  Sin esa prospectiva de país seguiremos dando tumbos, de ocurrencia en ocurrencia, aunque todos nos quejemos de las mismas falencias y tengamos la posibilidad de ponernos de acuerdo en las mismas prioridades, en temas cruciales.
 
 
La Junta Directiva de CANATUR, ha venido desarrollando un proceso de pensamiento y visualización a 10 años con la participación de los principales actores nacionales y con el apoyo del Dr. Roberto Artavia, Presidente de Latinoamérica Posible. En esta nueva prospección para el 2023, visualizamos convertir al turismo en el principal motor de desarrollo nacional, con ingresos que superen los cuatro billones de dólares anuales. Para lograrlo identificamos la necesidad de algunos cambios: esforzarnos por hacer las cosas con mayor excelencia y calidad, tanto en la gestión pública como en la privada;  promover los negocios y alianzas entre empresas de todos los tamaños; potenciar el crecimiento con responsabilidad y solidaridad comunitaria, ambiental  y cultural; innovar más, con capacidad de crear experiencias únicas de alto valor, en nichos de mercados seleccionados por su potencial y alta capacidad de diferenciación de nuestra oferta. El turismo debe formar parte de una Política de Estado que trascienda varios gobiernos, donde se alineen todos los sectores a metas comunes, tanto económicas como de bienestar y mayor igualdad social y en la que se mida el logro en cada región del país, sancionando a los responsables de ineficiencias, rezagos o mal uso de recursos.
 
 
Necesitamos una sociedad más equitativa, con menos pobreza y una grandísima clase media,  así mismo, potenciar actividades como el turismo en todas las regiones del país, que generen empleos y más y mejores empresarios, sin amarras para la inversión en proyectos sostenibles. Precisamos definir las prioridades comunes y sustanciales para todos los sectores productivos en infraestructura, en inversión pública en educación, en investigación y desarrollo, en fondos de financiamiento e incentivos que permita generar reales oportunidades de crecimiento económico y desarrollo social de las comunidades.
 
 
Demandamos un gobierno justo, un clima de negocios propicio, un estado moderno y eficiente. Finalmente queremos sentirnos orgullosos de pertenecer a esta patria con visión de futuro, con líderes rectos y sabios; escoger a los futuros gobernantes es nuestra responsabilidad, pero será tarea y reto para esta nueva administración evitar ser la última conformada con egoístas o mediocres sin la convicción, la coherencia y el compromiso que Costa Rica necesita. Espero al igual que ustedes que el futuro no le sea indiferente ni a los electores, ni a los elegidos, este próximo febrero de 2014. 
 
 

Isabel Vargas Rodríguez

Presidenta CANATUR

 

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